El mundo del fútbol está en vilo ante el primer Clásico de la temporada 2025/26. Mañana, en el Santiago Bernabéu, Barcelona y Real Madrid se miden en un duelo que promete chispas. Hansi Flick, el técnico culé, ha encendido la mecha con unas declaraciones que han sacudido el establishment.
En la previa del partido, durante una rueda de prensa en Barcelona, Flick no se mordió la lengua. Ante la pregunta sobre el nuevo banquillo madridista, el alemán soltó ocho palabras demoledoras: “Xabi, te perseguiré como a tu predecesor fuera de España”. Una pulla directa a Carlo Ancelotti, expulsado del Madrid tras una temporada desastrosa.

La frase, pronunciada con una sonrisa sarcástica, ha corrido como la pólvora por las redes. Flick aludía a su dominio absoluto en los cuatro Clásicos de la campaña anterior: dos en Liga, la final de Copa y la Supercopa. Barcelona arrasó, y el alemán no oculta su ambición de repetir hazaña.
Europa ha enmudecido ante tal provocación. En Alemania, donde ambos coincidieron en la Bundesliga, los medios recuerdan que Flick dejó Bayern antes de que Alonso aterrizara en Leverkusen. Ahora, como rivales en LaLiga, la tensión es palpable. ¿Es esto guerra psicológica o simple verdad deportiva?
Xabi Alonso, el exjugador madridista convertido en técnico invicto en sus primeros ocho partidos de Liga, no tardó en responder. En la conferencia del Bernabéu, el vasco contraatacó con elegancia letal: “Hansi conoce mi filosofía, pero yo sé cómo ganar Clásicos”. Un guiño a sus cinco victorias como jugador contra el Barça.
La réplica de Alonso ha silenciado a los analistas. El preparador madridista, que heredó un equipo en crisis tras la salida de Ancelotti, ha liderado una racha impresionante: ocho triunfos y un empate. Sin embargo, admite debilidades defensivas, un reto compartido con Flick, cuyo Barça sufre en la zaga pese a un ataque demoledor.

El contexto arbitral añade sal a la herida. Hace una semana, Flick fue expulsado por protestar cuatro minutos de tiempo añadido en un partido contra el Celta, perdiéndose así el Clásico. Los culés gritan doble rasero: Alonso intimidó al árbitro Gil Manzano en Anoeta con frases como “me haces pensar mal, tío” y salió impune.
Filomena, no, Flick, desde la grada, dirigirá a un Barça invicto en Liga pero herido por esa sanción. “No quiero hablar de árbitros, pero todos sabemos la situación”, ironizó el alemán, aludiendo a los favoritismos percibidos hacia el Madrid. Sus palabras han avivado el debate sobre la imparcialidad en LaLiga.
En el vestuario blaugrana, la moral está alta. Jugadores como Lamine Yamal y Pedri respaldan a Flick, recordando el 0-4 del año pasado en el Bernabéu. “Hansi nos ha dado alas, y mañana volaremos”, declaró Yamal. Del lado madridista, Vinícius y Bellingham prometen “responder en el campo”.
Los números hablan: Barcelona lidera LaLiga con 24 puntos, dos más que el Madrid. Flick ha transformado al equipo con su pressing alto y rotaciones inteligentes. Alonso, por su parte, apuesta por un 3-4-3 fluido, heredado de su Leverkusen campeón. El Clásico decidirá quién manda en la carrera al título.

Fuera del campo, la rivalidad trasciende. En una reunión de entrenadores de LaLiga, Flick y Alonso charlaron amigablemente sobre el despido de Ten Hag en Leverkusen, pero ahora la cordialidad ha dado paso a la beligerancia. “Me gusta Xabi, pero en el campo no hay piedad”, admitió Flick.
Europa observa con el aliento contenido. Desde Múnich hasta Liverpool, donde Alonso brilló como jugador, los expertos debaten si estas pullas motivarán o distraerán. El Bayern, antiguo club de Flick, envía mensajes de apoyo: “Ve por ellos, Hansi”.
Mañana, a las 16:15 CEST, el balón rodará. Sin Flick en el banquillo, su asistente Jordi Cruyff tomará las riendas. ¿Podrá el Barça mantener el dominio? ¿O Alonso, el ídolo blanco, inaugurará su era con un golpe de autoridad?
Esta guerra verbal ha elevado la expectación global. Hashtags como #FlickVsAlonso y #ClasicoDePalabras inundan X. Fans culés celebran la audacia alemana; merengues, la serenidad vasca. Europa calla, pero el estadio rugirá.
El Clásico no es solo fútbol; es historia, pasión y ahora, duelo de titanes verbales. Flick ha lanzado el guante; Alonso lo ha recogido. Que gane el mejor, pero que el espectáculo sea inolvidable. El silencio continental espera el veredicto del césped.